Ella

Solo si cae la lluvia se siente húmeda,
Porque son esas gotas las que mojan su piel,
Y se siente empapada en una caricia fría,
Que nunca será.

Y es que solo el fuego la quema,
Cuando se acerca a su cuerpo
Y aparecen las llagas de un dolor pasajero.

Y un hilo de sangre resbala por su mejilla,
Es solo una lágrima cargada de sangre,
De aquel esfuerzo fallido por liberar sentimientos
Que se quedaron prisioneros en un corazón,
Inservible, inerte y dolido.

A razón de tropiezos en un bosque oscuro,
Raíces malignas que se atravesaron en su camino
Y la hicieron caer.

Aún con las manos en el fango
Le es difícil levantarse, lo intenta,
Pero no logra virar sus ojos al cielo
Y cuando una esperanza se asoma,
Solo ve oscuridad.

Gracias a las ramas de
Esos inmensos árboles que se alzan sobre ella,
Presumiendo el poder alcanzar el cielo y jugar con el viento.

Y esa pequeña brisa que pasa por su rostro,
Se compadece de ella,
Susurra múltiples cánticos que solo traen a su mente recuerdos del ayer.

Un pasado que sigue latente en su interior
Y reclama salir pero solo a cambio de dolor,
No ceden a escapar suavemente sin herir,
Es su objetivo.

Camina un poco ya dispuesta a desfallecer
Y solo ve troncos gruesos fuertes y esbeltos,
Se aferra al más cercano y cae allí de nuevo junto a aquel gran ser,
Que a pesar de su edad sigue en pie sin dificultad.

Respira cada vez más lentamente
Y una gota de lluvia cae en su rostro;
La lágrima cae al suelo;
El cielo arde en llamas por la ausencia del viento,
Ese gran susurro a escapado de las nubes,
Para cobijar por ultima vez a la hija de la tierra.

Y es así como un último respiro se oye en aquel bosque sin luz,
Lugar de oscuridad.

Y este corazón deja de latir
Y apaga el sonido del bosque;
La vida de ella se desvanece.